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Antes de explicarte el trasfondo de esta técnica de descanso, vamos a retornar al pasado y recordaremos la tradicional serie mexicana “El Chavo del Ocho” ¿Recuerdas esa escena donde se quedaba dormido en el salón de clases? Y él decía “No estoy dormido, solo estoy mirando para dentro”. Pues esta es la realidad más clara que el descanso de El Chavo del Ocho, era muy efectivo.

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Ahora citemos a los expertos quienes señalan que parpadeamos del orden de 15 a 20 veces por minuto, sacando la cuenta son parpadeos de 2 segundos. Esta pequeña acción es más valiosa de lo que piensas, cada vez que lo haces evitas que se acumule polvo y otras partículas en tus ojos, además de valer como forma de hidratar los ojos.

Y es que cada vez que parpadeas estás tomando una pequeña siesta, de hecho, según recoge un estudio de la Universidad de Whashington cada vez que realizamos un parpadeo recargamos las pilas, mejora nuestra atención y ayuda a descansar. Lo mismo que una siesta, pero en versión mini.

Cuánta razón tenía este personaje clásico de la televisión mexicana, esas siestas de 2 segundos lo salvaron de muchas peripecias ¡Así que pongámoslas en práctica!