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El papa Francisco reforzó su cruzada contra la corrupción dentro del Vaticano al aprobar este jueves nuevas leyes para los funcionarios y eclesiásticos que trabajan para la Curia Romana.

A través de un “motu proprio”, un documento papal, Francisco exige que tanto directivos como personal administrativo que trabajan en la administración de la Iglesia declaren que no tienen condenas ni investigaciones por terrorismo, lavado de dinero o evasión fiscal.

“Está prohibido que todos los empleados acepten regalos por un valor superior a 40 euros”, subraya el documento.

Igualmente, no podrán tener activos en paraísos fiscales ni invertir en empresas que operen “en contra de la doctrina de la Iglesia”, expresa el texto.