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El jueves por la noche  el español, Rafael Nadal, agachado, con síntomas de molestia, quizá de fatiga, antes de poner fin al entrenamiento en presencia de su equipo de entrenadores, Carlos Moyá, Marc López y Gustavo Marcaccio, y de uno de sus primos, Joan, hijo de Toni Nadal, que había hecho de sparring para él, Podían resultar preocupantes pero la realidad es que la situación del ganador de 22 Grand Slams no ha cambiado.

Eso es lo que haria el madrileño , probar, intentarlo en cada entrenamiento para apurar sus opciones de defender en París el título que conquistó el año pasado. Eso, claro, sin comprometer innecesariamente su salud y siempre que se vea con garantías de ser competitivo