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El expresidente Donald Trump insistió en que jamás habría utilizado a los militares para tomar ilegalmente el control del gobierno tras su derrota electoral. Pero añadió que si hubiera intentado dar un golpe de Estado, no hubiera sido con su principal asesor militar.

En una extensa declaración, Trump respondió a las revelaciones de un nuevo libro que detalla los temores del general Mark Milley de que el mandatario saliente podría protagonizar un golpe en sus últimas semanas en el cargo. Trump afirmó que “no le agradan los golpes” y que “nunca amenazó o habló con nadie sobre dar un golpe de Estado en nuestro gobierno”. Pero también dijo que “si yo me hubiera dispuesto a dar un golpe de Estado, una de las últimas personas con las que quisiera llevarlo a cabo es” con Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto.

La sola mención de un golpe de Estado resulta una declaración sorprendente para un exmandatario, en especial porque dejó el cargo en enero bajo el manto de una violenta insurrección en el Capitolio federal que él ayudó a incitar para impedir la transferencia pacífica del poder a Joe Biden. Desde entonces, el FBI ha advertido sobre el veloz crecimiento de la amenaza del extremismo violento dentro del país.