A pesar de la pandemia, la mayor metrópolis estadounidense ha mantenido su homenaje anual a los cerca de 3 mil muertos en los atentados más sangrientos de la historia, con varios minutos de silencio a la hora en que los aviones secuestrados por yihadistas se estrellaron contra las Torres Gemelas y las derribaron.
Esta vez los familiares de las víctimas grabaron sus declaraciones, en vez de pronunciarlas en vivo, aunque podrán reunirse, con máscaras y respetando el distanciamiento social en el memorial de “Ground Zero”, el sitio donde antes se erigían las Torres, y cuyo museo abrirá el viernes por primera vez desde marzo.
Diecinueve años después, el 11 de septiembre sigue siendo sinónimo del heroísmo de los neoyorquinos frente a la adversidad. Las autoridades aseguran que fue debido a esta resiliencia que la ciudad logró hace más de un mes controlar el coronavirus que mató en ella a 23 mil personas y reducir la tasa de infección a menos de 1 por ciento.
El gobernador Andrew Cuomo, resalta que esta legendaria resiliencia se ve sometida ahora a una prueba de fuego debido a los “efectos secundarios” de la pandemia, económicos y sociales.