Bajo el grito de “No volverán a cerrar todo” y con esa consigna, miles de italianos protestaron, marcharon e incluso se registraron enfrentamientos con la policía para exigirle al gobierno que no se imponga nuevamente un semáforo rojo con el cierre de los comercios, ya que los empresarios afirman que “no sobrevivirán” si es que se retoman las medidas extremas.
En Italia se impuso toque de queda a bares y restaurantes a las 18:00 horas, además del cierre total de cines, teatros, gimnasios y piscinas. Por ello y convocados en las redes sociales, grupos de propietarios de todos esos giros de negocios tomaron las calles para exigir otra clase de soluciones ante el rebrote del coronavirus.
Milán, Nápoles y Turín son solamente tres de las ciudades importantes del País de la Bota en donde se registraron movimientos masivos, actos de violencia e incluso saqueos a comercios.
Enfrentando su peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, el primer ministro, Giuseppe Conte, afirmó que son medidas imprescindibles que tienen como propósito defender “la salud y la economía” de la población, si bien la gente cree que no se defiende lo segundo. El Ejecutivo anunció además la distribución de 5 mil millones de euros como indemnizaciones para los comercios.