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Después de las festividades decembrinas, uno de los momentos más esperados por las familias, principalmente mexicanas, es la tradicional partida de la rosca de Reyes, una costumbre que marca el cierre de las celebraciones navideñas. Este evento se ha convertido en una ocasión especial para compartir con amigos y familiares, fortaleciendo los lazos afectivos y fomentando un sentido de comunidad.

La celebración está directamente vinculada a la historia de los Tres Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltasar, quienes, guiados por una estrella, viajaron desde Oriente hasta Jerusalén para adorar al Niño Jesús y ofrecerle tres obsequios: oro, incienso y mirra.

Asimismo, este rico pan elaborado con una masa suave y decorado con frutas secas y cristalizadas, contiene en su interior una figura pequeña del Niño Jesús. La costumbre, quien encuentra esta figura se convierte en padrino del Niño Jesús y tiene la responsabilidad de ofrecer tamales y atole el 2 de febrero, en el Día de la Candelaria. Es por eso que la tradición es consumir rosca cada 6 de enero y se mantiene presente en 75 por ciento de los hogares mexicanos, que en este año, planean consumir ese pan en su casa y gastar en promedio entre 300 y 500 pesos