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El manejo de la tristeza, miedo, soledad, estrés o aburrimiento, a través de los alimentos, ocasiona un aumento de peso, señala José Alfredo Contreras Valdez, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM.

Contreras, menciona que “las emociones y la ingesta de alimentos tienen relación estrecha, ya que las personas tienden a asociar la comida con una forma de responder ante los afectos positivos y negativos“, por lo que es común que ingieran mayor cantidad de víveres para “disminuir estrés, tristeza o aburrimiento, aunque su alimentación no siempre sea nutritiva ni balanceada”, precisó el académico.

“Algunas personas emplean la ingesta de alimentos como un medio de manejar el afecto negativo (por ejemplo, el aburrimiento,estrés,miedo,frustración, entre otras) y positivo (alegría). Si bien la ingesta de alimentos ricos en grasas, azúcares y carbohidratos o de bebidas azucaradas funciona, a corto plazo, para regular la respuesta emocional, y por lo mismo constituye una estrategia ampliamente utilizada, esta práctica puede ocasionar, a largo plazo, el aumento de peso en algunas personas”. José Alfredo Contreras Valdez, académico de la Facultad de Psicologíade la UNAM.

Aunado a la alteración de rutinas y la organización de las actividades en el hogar y el trabajo provocaron que diversas personas no duerman lo suficiente, sean más sedentarias y/o modifiquen su alimentación, incluso incrementen el consumo de alimentos no saludables con alto contenido calórico (azúcares, harinas, etcétera.) y de bebidas azucaradas para regular las emociones que les produce el confinamiento o el temor a contagiarse del virus que ocasiona el COVID-19, resaltó.